Al ser bien administradas, las marcas se pueden transformar en uno de los activos más importantes del negocio, generando fidelización con nuestros clientes, a través de relaciones duraderas capaces de sobreponerse a la creciente competencia y coyuntura.
Una marca es un set de asociaciones que las personas otorgamos a ciertos elementos tales como su nombre, logo, símbolos, colores, packaging, sonidos, aromas, experiencia, servicio, entre otros puntos de contacto, que en su conjunto representan un producto o servicio. Similar a la reputación, estas asociaciones pueden tener connotaciones tanto positivas como negativas.
Todo puede convertirse en marca, desde bienes de consumo, lujo, servicios profesionales, instituciones, fundaciones, personas, religiones o países. Las percepciones y asociaciones relacionadas a cada marca son producto de la experiencia de nuestra audiencia en cada punto de contacto de la marca.
Las marcas proveen diferenciación. Puede ser muy fácil copiar un producto pero muy difícil copiar una marca. Ayudan a las personas a filtrar información y simplificar la selección entre miles de opciones.
Una marca robusta y atractiva es un activo poderoso que agrega valor y consolida la continuidad al negocio.